CONSEJOS DE RAY BRADBURY
No empieces escribiendo novelas novelas. Toman mucho. Empieza escribiendo
“una cantidad endemoniada de cuentos”, al menos uno por semana. Toma un año
para hacerlo. Bradbury asegura que simplemente no es posible escribir 52 malas
historias al hilo. Él esperó hasta los 30 para escribir su primera novela, Fahrenheit
451. “Y valió la pena esperar, ¿eh?”
Puedes amarlos, pero no remplazarlos. Ten esto en mente cuando
inevitablemente intentes, consciente o inconscientemente, imitar a tus
escritores favoritos, justo como él imitó a H.G. Wells, Jules Verne, Arthur
Conan Doyle y L. Frank Baum.
Examina la “calidad” de los cuentos. Él sugiere Roald Dahl, Guy de
Maupassant y los menos conocidos Nigel Kneale y John Collier. Nada en el New
Yorker de hoy le llenaba el ojo, pues encontraba que esas historias “no tenían
metáfora”.
Ocupa tu mente. Para acumular los bloques intelectuales de estas
metáforas, Bradbury sugería una serie de lecturas nocturnas: un cuento, un
poema (pero Pope, Shakespeare y Frost, no la “basura” moderna) y un ensayo. Los
ensayos pueden ser de una diversidad de campos, incluyendo arqueología,
zoología, biología, filosofía, política y literatura. “Al final de mil noches, ¡Dios!,
¡Estarás lleno de cosas!”
Deshazte de los amigos que no creen en ti. ¿Se burlan de tus ambiciones de
escritor? La sugerencia es que los despidas sin retraso.
Vive en la biblioteca. No vivas en tu “maldita
computadora”. Bradbury no fue a la universidad, pero sus insaciables hábitos de
lectura le permitieron “graduarse en la biblioteca” a los 28.
Enamórate del cine. Preferiblemente del viejo.
Escribe con alegría. “Escribir no es un negocio serio”. Si una historia
comienza a sentirse como un trabajo, deséchala y comienza una nueva. “Quiero
que envidien mi alegría”.
No planees ganar dinero. La esposa de Bradbury “hizo un
voto de probreza” para casarse con él. Solo hasta los 37 pudieron comprarse un
auto.
Enlista 10 cosas que amas y 10 cosas que odias. Luego escribe sobre las primeras y
“mata” las segundas —también escribiendo sobre ellas. Haz lo mismo con tus
miedos.
Escribe cualquier cosa vieja que surja en tu mente. Bradbury recomienda “asociación de
palabras” para romper cualquier bloqueo creativo, pues “no sabes lo que hay en
ti hasta que lo pruebas”.
Recuerda, cuando escribes, lo que estás buscando es que una
sola persona llegue y te diga: “Te amo por lo que haces”. O, en su defecto,
buscas a alguien que llegue y diga: “No estás tan loco como la gente dice”.
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