
POR ROBERTO BURGOS CANTOR
El
primer diario de la peste, en Egipto, relata 10 plagas. Los primeros 10 días del mes, período propicio para
los sacrificios. Las
tablas de la ley prescribieron 10 mandatos. Algo debe vibrar entre la atracción por la unidad y
el misterio del cero para que este número determine suficiencias y múltiples
decálogos.
¿Serán posibles 10 consejos para quien padece entre
la espalda y el pecho el misterio incierto de un deseo?
Probemos:
1. Escribe de lo que no sabes y tiene el poder
de estremecerte con su enigma. Así conocerás la dificultad.
2. Olvídate del lector, es una vanidad de
redactores. Cada texto llama, imagina su lector, le hace guiños, se merecen.
Evita aquello de aprieto al lector por el cuello. Es imposible: no lo conoces y
quien escribe no se prepara para manejar la horca.
3. Descree de la realidad: es una apariencia,
una engañifa, un juego de espejos nublados. Aférrate al sueño y sobrevive a la
incertidumbre. Así surgirá tu voz. A menos que te interesen los coros, pero entonces
no es necesario que escribas.
4. Escritor es quien escribe, no quien se pone
en esa fila inoficiosa de quienes esperan el milagro de una circunstancia a la
medida de un vacío.
Una
tarde de lloviznas el padre Enrique Gaitán S. J, nos convidó a Fernando
Garavito y a mí para hablar de creación con sus maestros y alumnos, en el
socavón de una capilla. Por imprecisión o por debilidad dije algo que Fernando
interpretó como una queja. Con risa y sorna, replicó: Roberto quiere un mecenas
o un consulado. Esa noche, avergonzado, no pude dormir buscando las palabras de
un cuento.
Lo
que se escribe solo existe en la escritura, es su forma única de existencia y
expresión.
5. Debes leer siempre: es una condena. En esas
lecturas conocerás a tus amigos. Con ellos dialogarás en las soledades de la
escritura. Te exigirán y te darán aliento. Ya verás que la mayoría de esos
cómplices están muertos. El amor con los muertos no se negocia, puro
sentimiento radical. Imprecación y llamado.
6. Hay un amigo que te dirá. Los amigos dicen
una sola vez para no convertirse en voceros de la cantaleta. Te dirá: la
precisión es la poesía de la prosa. Si te sirve tatúalo en tu pulso. Recuerda,
como el joyero con los metales, que tu asunto es con las palabras y debes
entrar a la mina de la lengua y reventarla para que saques las de tu texto.
7. Escoge, busca sin cansancio, tu poesía. Como
quien reconoce su estrella. Hay quienes confunden la poesía con las rimas
involuntarias, con flores podridas. La poesía despoja a la prosa de solemnidad,
de sometimiento a la regla, la incita al riesgo. Es conveniente en una época en
la que la narración está entregada al desgaste de las palabras, al abuso de la
repetición, monedas falsas circulando sin pudor ni sanción para que nos
entendamos menos.
8. Si no crees en la inspiración, actúa con la
prudencia medida de la escritora norteamericana, del Sur. Espérala, y siempre
pon de tu parte: sudar la letra. Es un revuelto de gracia y esfuerzo que
recompensa a los constantes, voluntariosos, creyentes. La disciplina gratifica,
como el ciclista o el boxeador, se ejercita toda la vida, hasta cuando renuncia
a ella.
9. Leer sin sosiego. Leyendo y leyendo
percibirás que los escritores que establecen a manera de normas,
recomendaciones, reglas, sobre el oficio no son permanentes ni universales,
como las admoniciones de los moralistas. Ellos mismos las transgreden. Cada
obra de creación es única, es la tuya. En eso consiste su valor. En mostrar que
cada ser humano tiene algo qué decir y vivir y cantar y llorar. Ese carácter de
único le da sentido a la ambición del escritor.
¿Si
no para qué? Nos dedicamos a los crucigramas.
10. Escribe sin designio distinto al pacto
contigo. No cedas a la tentación de las proclamas. Ni a las demostraciones. La
libertad del arte auxiliará tu acercamiento al abismo.
Ahora,
ya verás que no requieres de 10 anti-consejos. Apenas de lápiz y papel. Tu
aventura te mostrará lo que necesitas, apenas a ti. Y por una sola vez.
Al
boxeador tirado en la lona le cuentan hasta 10 para su salvación o para su
derrota.
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